Magia.
Una pareja de manos se dibuja
y se adora infinitamente
al sonido de cuartetos y boleros.
Él debe saber a azúcar quemado,
como la voz del cantante que me envía
Una verdad no se escribe con versos,
balbucia, es un baile entorpeciente
contieniendo dosis flameantes al oído.
Te huelo salado en mis sueños, susurra,
contando los pasos que empiezo a dar
hacia ti, lejano poema,
que me toma tímido con vermut,
y después desea los ojos a besos
el cuerpo vibra solo
y me invita a la errancia que ronda
el explote del sol y el temblor de la tierra
No se despierta ni envidia
lo tiene todo en su palabra
por hora caramela mañana
quién sabe
como el alcohol evapora.
Ellen Maria
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