"Escribo en inglés y me doy cuenta que extraño la lengua. No extraño el lugar, la ciudad, ni el país donde la hablaba, sino el entorno que esos sonidos y esa gramática construían. Sus giros idiomáticos, el modo de argumentar, las formas de exponer y debatir. El portugués, en cambio, de alguna manera, está siempre conmigo, y por lo tanto, no llego a extrañarlo del mismo modo. Entre lenguas, la vida recibe ondas afectivas y sonoras que arman una red enmarañada de intensidades."
Florencia Garramuño
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