Hay un índice de presencia en su acto performativo. Hambre. La palabra del público, Provecho. La forma con la que mueve la boca provoca la abertura de envases. Una acidez vigilante suspende el gesto. Antes de la muerte de la sed, el poeta dice que/y se va. Empiezan los aplausos. Como brújulas. No hay servilleta. Para unos el poema goza. Ya otros se desafían, pero no logran. Después de un rato de dolor, se dirigen todos a la caja registradora. Cambian la cara de contenido por un choripán.
Ellen Maria
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