Esa no soy yo.
No es mi voz, no es mi cuerpo.
No es mi pelo, ni mi piel.
No son mis ojos, ni mis manos.
No reconozco a esos pies.
Esa es una extraña, una desconocida.
Pero de aquellas que no podrá ser nunca mi amiga.
Sin embargo, algo en su poesía
se identifica con algo que hay en la mía
aunque algo en mi poesía
falta en la suya.
ad infinitum
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