Uno
Te vi y me acuerdo de verte así, de
lejos,
como quien observa y analiza algo
por primera vez
y se sorprende por reconocer
pedazos precarios del otro, desconocido,
en sí mismo.
Hay algo ahí… decía.
aunque no sabía qué.
Dos
Los primeros contactos no fueron de
un dragón de Komodo
que es capaz de ver de lejos el
peligro y también, lo que quiere.
Nos acercamos
y solo con el tiempo me di
cuenta que no había caza,
ni cazador. Fuimos bien
civilizados.
Tres
La naturaleza es tan sabia que nos
hizo analfabetos de nacimiento
pero expertos en las lecturas de
miradas
cuando todavía no sabíamos ni
hablar.
Con el intento de evitar lo
inevitable, nos deseamos en silencio.
Fue cuando empecé a subir las
escaleras rumbo
al momento alucinante que me
esperaba.
Cuatro
Ya no somos extraños.
Por un instante, sentí que nos
completamos, aunque siempre fuimos enteros.
Y por más que sea cursi, sellamos
lo cierto con un beso,
una caricia y una mordida para
cerrar el casual encuentro.
No sé no extrañarte todo el tiempo.
Cinco
Nos perdemos, sin la urgente
necesidad de encontrarnos
tal cual un barco que sabe su
destino, pero avanza lento.
Qué ironía que seamos ateos. Ahora
estamos apegados a esa magia,
el aura que nos rodea aunque el
ambiente no sea propicio.
Nunca será lo mismo.
Seis
te abrazo, tic tac tic tac
nada más tiene importancia…
los árboles despliegan sus frágiles
hojas
porque ya no hay tiempo de estar
juntos.
El reloj se disuelve en emociones.
Ellen Maria
Ellen Maria
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